Lo que es bueno
Decía la famosa Celia Cruz que lo que es bueno hoy, quizás no lo sea mañana. Escueta pero acertada, esta frase aplica con absoluta facilidad a fenómenos como los que han venido aconteciendo con el sistema TransMilenio en Bogotá o que, parece, es una constante en la planificación de la provisión de infraestructura estratégica en Colombia. Pensemos lo siguiente: a finales del siglo pasado, el transporte público en las principales ciudades del país, especialmente en la Capital de la República, estaba en manos de verdaderos grupos de presión con características de cartel. La inviabilidad del sistema de transporte, que resulta pieza de vital importancia en una urbe, suponía la necesidad de poner término a una discusión de más de seis décadas y adoptar con sentido de urgencia un modelo revolucionario de transporte capaz de responder a las exigencias de movilidad masiva y a una mejora sustancial en los tiempos de desplazamiento. Apareció TransMilenio como la opción más viable: bajo costo con