Sobre cómo la embarré.
En 2009 empecé a hacer voluntariado en Bogotá con la fundación Un Techo para mi País. La verdad, lo acepto, me movió el interés de conocer esas zonas alejadas de la cotidianidad y empezó más como curiosidad. Me quedé por convicción y cuando regresé a Cali, decidí seguir aquí aunque los recursos eran menores y la dinámica diferente. En 2011 llegó la oportunidad de tener, además, mi primer trabajo: ser parte del equipo implementador de la oficina en Cali con todo el proceso y el respaldo técnico de la oficina central en Bogotá. Con un contrato a término indefinido y con un salario nada mal para alguien que no hacía mucho tiempo cumplió los 20 años, empecé en la tarea. El futuro era brillante y nada podría hacer pensar que las cosas salieran mal. Excepto yo mismo. En 2011 el inicio fue realmente bueno. Eran pocos recursos, se manejaban con bastante acompañamiento de la gente en Bogotá y terminamos el año con buenos resultados. Empezamos a construir viviendas en Candelaria y Jamundí, ...