De prejuicios y otros demonios
”No necesitan ni trabajar porque tendrán todo subsidiado. Vamos a tener vecinos haraganes, metidos todo el día en las casas mientras nuestra viviendas se quedan solas”, dice un vecino de Ciudad Córdoba, en Cali, al referirse a la ubicación de familias beneficiarias del programa de vivienda de interés prioritario del Gobierno Nacional en cercanías a sus casas. Esta frase no pasaría de ser una expresión más si no fuera porque, para mala fortuna nuestra, es una idea generalizada entre la sociedad caleña. Y eso ocurre en las calles, en la política y en las aulas universitarias. En una clase de economía se llevó a cabo una discusión que describe bastante bien el carácter excluyente que nos caracteriza a los colombianos: ¿qué deberían hacer los productores de leche con los excedentes de su producción?, ¿botarla?, lo desconcertante fue precisamente la respuesta. Casi que 1 de cada 2 estudiantes de economía de esa reconocida universidad caleña optaron por desechar los excedentes en lugar de d