Nuestra preferencia por la educación
Andrés Felipe Galindo Farfán* ¿Qué tanta importancia damos los colombianos a la educación como determinante del desarrollo del país? ¿Hasta qué punto en el orden de las preferencias de nosotros como sociedad la educación ocupa un lugar importante que incida, por ejemplo, en nuestro voto? He llegado a pensar que Colombia es el país de los indignados de un día, donde todos sentimos rabia e impotencia ante una situación indeseada pero de la cual rara vez nos deshacemos de raíz. Los resultados de las pruebas PISA son elocuentes, pero lejos de lo que la opinión pública manifiesta, es un asunto que tiene su origen en las familias y en los individuos; dicho de un modo más etiquetado y acorde a la profesión en la que me preparo: los individuos han adaptado sus preferencias en torno a una serie de condiciones que les rodea. No es que el analfabeta ha decidido no aprender a leer y por ello la educación no la tiene dentro de sus preferencias sino que al no poder leer la educación no le resu