Una mirada a la pobreza

Resulta interesante poder cuestionarse sobre las razones, causas y motivos de la existencia de unos elevados niveles de pobreza en un país en el que, evidentemente, hay abundancia de recursos naturales que, en primera instancia, sugieren un adecuado nivel de abastecimiento de alimentos y provisión de bienes y servicios fundamentales que promuevan el desarrollo humano que, siendo coherentes con este contexto supuesto, merece tener un país como Colombia. Sin embargo el contexto no es consecuente con la realidad de un país considerado como uno de los más desiguales del mundo, aún cuando para la Comunidad internacional no es considerado un país pobre ni un país rico. No obstante la pobreza en Colombia es lejos de ser una simple coyuntura un fenómeno complejo resultado de un sistema de relaciones humanas basadas en la violencia, la baja calidad de las instituciones que le dan forma y un establecimiento político corrupto. No es posible, al hacer un análisis histórico de la evolución social de Colombia, desde tiempos de la independencia hasta la República moderna, identificar un único episodio en el cual halla habido una paz duradera, una administración pública eficiente o un sistema político sólido. Muestra de ello es casi media docena de guerras civiles declaradas a lo largo del siglo XIX, la inestabilidad denotada por casi cuatro cartas magnas emanadas desde diferentes perspectivas, según el bando vencedor en la Guerra, que sugerían sistemas políticos inconvenientes más por pretensión del partido vencedor que de las necesidades evidenciadas a nivel general. Evidentemente el camino de las instituciones en Colombia ha sido errático, propiciando que los sistemas de relaciones humanas y sociales fuesen en el mismo sentido una conjunción de errores fatáles que precipitaron a la Sociedad colombiana hacia flagelos que posteriormente el Estado pagaría con creces: narcotráfico, grupos armados ilegales, altas tasas de criminalidad y una pobreza que se elevaba a escalas exponenciales. En condiciones de agente y principal, teoría económica que manifiesta un problema de información entre dos partes, una de las cuales ostenta unos derechos de propiedad, es posible, con el obvio riesgo de estar equivocados, que el Estado, ostentando la posesión del ordenamiento público y su administración, durante los diferentes momentos de la Historia de Colombia haya sido participe de un esquema de incentivos, motivados por una conducta adversa de los agentes públicos que emanan el establecimiento político, que propiciaron la conducta oportunista y nociva de los ciudadanos. El inconformismo ciudadano ante la ineficiencia de las organizaciones e instituciones estatales precipita que, dentro del esquema de incentivos internalizados por los agentes, se genere expresiones moral y políticamente incorrectas, como lo es el desacato sistemático a las reglas depreciadas por la ineficiencia de los aparatos de estructuración del sistema político. Derivado de lo anterior es común y absolutamente evidente que las expresiones sociales actuales sean producto de expresiones anteriores enmarcadas en el irrespeto de las libertades individuales, la decidia en el respeto a las instituciones y el desprecio por la sana convivencia. El sistema de relaciones humanas y sociales en Colombia se edificó sobre una base débil de principios, como producto de unos incentivos adversos dirigidos desde quienes ejercen el control del Estado. En principio sólo la reformulación del esquema institucional del Estado permitirá que de ese mismo modo se reformulen las instituciones que rigen a las relaciones entre los agentes. De allí que la definición de un correcto orden en el Estado será el principal incentivo para un adecuado orden social.

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