Todo o nada


CALI- Como buen jugador de poker, el presidente electo de Colombia ha planteado una meta ambiciosa que de conseguirla podría hacerlo ni más ni menos que el presidente más exitoso de la Historia Nacional o bien podría pasar a formar parte de los tristemente célebres hacedores de grandes fracasos. Una apuesta osada pero conveniente.

A pesar que explícitamente Santos aprueba y adopta las políticas de su antecesor, Álvaro Uribe, es plausible pensar que muy temprano el nuevo gobierno se percatará de la inevitable decisión de deslindarse en lo que a las políticas sociales se refiere. Es claro que Uribe tuvo éxitos en replantear la configuración de una nación en riesgo permanente de guerra civil producto de ejércitos rebeldes que al mejor estilo africano amenazaban con deponer a un Estado disfuncional pero democrático hacia una nación más pacífica pero no menos exenta de responsabilidades en políticas de paz, así como tuvo éxitos en robustecer la economía, acentuar la apertura económica y promover un crecimiento del PIB con pocos precedentes.

Son logros inevitablemente loables y no es conveniente proscribirlos. Pero las necesidades del país plantean metas más ambiciosas y necesariamente lo hecho por Uribe por ahora es una parte de los cimientos, no la edificación definitiva. Santos propone en cuatro años avances similares a los de Chile, aunque creo interpretar su proyección a largo plazo, teniendo en cuenta que desde este gobierno que termina un presidente puede proyectarse por casi una década y no por corto periodo.

El país tiene las herramientas para el desarrollo, como la tierra. Indudablemente han sido mal empleadas y la primera reforma que debe hacer el nuevo Gobierno consiste en potenciar los elementos que de forma espontánea se dan en el país. Un ejemplo de ello consiste en fortalecer con ambiciosas políticas a las denominadas cinco locomotoras del crecimiento, basadas en sectores primarios y secundarios de la economía que pueden atraer con su impulso al sector terciario -de servicios y comercio- que finalmente ha sido identificado como el gran generador de empleos. Si este nuevo gobierno lo logra, sin duda estará resolviendo problemas estructurales, como evidentemente lo representan las altas tasas de paro.

Santos ha iniciado una partida por el todo o por nada. Si gana estaremos frente a una nueva etapa de desarrollo, conjugado con un necesario fortalecimiento institucional. Si pierde, es probable que la herida tarde en sanar. Porque los colombianos votaron por la seguridad, pero sin duda lo hicieron mirando sus bolsillos.

Comentarios

John Faiber Cuervo ha dicho que…
Solo esperemos que a nuestro (entre muchas comillas) querido presidente, no le salga el tiro por la culata y como acarreado jugador de Poker, le toque hasta entregar las escrituras de la casa.
Bueno, como en todos los juegos: las mejores ganancias se obtienen en el riesgo...y a Colombia no le vendría mal ganar.

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