Mentiras bien narradas

Andrés Felipe Galindo Farfán

Una mentira bien narrada suele tener forma de una verdad bien revelada. El señor Fernando Londoño Hoyos, opaco ministro del Interior en el primer Gobierno de Uribe, es un excelente demagogo: sabe muy bien disfrazar como una gran verdad una mentira que, infortunadamente, un observador desprevenido no podría descubrir. Justo ayer, Londoño describe el proceso que ha venido teniendo la mayor empresa colombiana, Ecopetrol, en donde se ha visto cómo su acción en este último año ha venido mostrando una tendencia a la baja ante unos resultados menos halagadores que los de 2012. No obstante, este columnista sugiere que Ecopetrol enfrenta una debacle, producto de una política errada y torpe del Gobierno y de la capacidad de las Farc para hacer que la mayor empresa del país esté en su peor momento. Una tesis que le viene bien al populismo basado en el miedo que impulsa el Centro Democrático y que por lo estrafalaria, debería ser vista con lupa. 

Es cierto que este año y desde 2010, especialmente, los atentados contra la infraestructura petrolera en el país se han visto incrementados de forma notable, evidentemente una cuenta pendiente del Gobierno de Santos. Sin embargo el razonamiento errado de Londoño es que el precio de la acción de Ecopetrol y los resultados financieros de la compañía guardan un correlato con las acciones terroristas contra la infraestructura petrolera. Según el Ministerio de Defensa Nacional, en 2009 se registraron 32 ataques, en 2010 fueron 31, en 2011 el registro señala 84 ataques y en 2012 fueron contabilizados 152 ataques. Este periodo es bien interesante, puesto que se registra un incremento de casi 81% en los daños a la infraestructura petrolera. Los departamentos donde se concentraron estos ataques son Arauca, Norte de Santander, Casanare y Cauca, lo cual es coherente con las cifras oficiales que indican que en el 91% de los municipios del país no se registró ni un solo ataque terrorista y que es coherente con la crítica que las FARC y el ELN hacen a la política minera del actual Gobierno, puesto que en esas regiones se concentra buena parte de la minería. Londoño no duda en afirmar que esta tendencia creciente de las acciones beligerantes de los ilegales se traduce en lo que él denomina dramáticamente -y de forma muy conveniente-, como la debacle de la petrolera. Sin embargo viene el contraste con el comportamiento de la acción: al analizar las series de tiempo de precios de las acciones desde 2007, uno ve que el crecimiento más espectacular de la acción empieza a mediados de 2011 y se extiende hasta inicios de 2013, cuando la acción pasa de 3980 pesos en mayo de 2011 a 5050 pesos en marzo de 2013, justo ese periodo en que los ataques se incrementan en un 84%. La ciencia económica, que parece ignorar con mucha conveniencia el ilustre abogado, recomienda no asumir como consecuencia a aquel evento que sucede a otro en el tiempo (la famosa falacia post hoc, ergo propter hoc) y en este caso, si nos ceñimos a las deducciones imprudentes del exministro, podríamos decir que a mayor número de ataques guerrilleros crece más el precio de la acción, lo cual sería una estupidez aún mayor. 

Entre 2012 y 2013, de hecho, los ataques terroristas a la infraestructura petrolera tuvieron un crecimiento menor que el de 2011 y 2012, pero es cuando la acción de Ecopetrol pierde mayor valor. El decremento es el mayor que ha tenido la acción y es donde el reputado inversionista de Invercolsa dice que la debacle comenzó. Sin embargo, cuando uno consulta los análisis más serios, uno descubre que si bien los ataques tienen un impacto en los resultados financieros de la empresa, el truco está en saber ponderar las variables que han dirigido el comportamiento de la acción y que Londoño ignora arbitrariamente. Al analizarse el ciclo de las empresas, hay una etapa de crecimiento muy dinámico donde las utilidades se multiplican y las operaciones crecen de manera espectacular. Ecopetrol tuvo su auge espectacular entre 2011 y principios de 2013, cuando superó la barrera del millón de barriles y multiplicó los resultados operacionales. No obstante, ese crecimiento dinámico no puede permanecer constante en el tiempo y necesariamente iba a llegar un periodo de estabilización, sumado a ciertos balances de riesgos que no se consideran: 

Es claro que la acción de Ecopetrol está gobernada por la producción y por la exploración. Es decir, eventualidades como los retrasos en la modernización de las refinerías, las trabas de las licencias ambientales, la logística de transporte y la baja en los anuncios de exploraciones y descubrimientos de nuevos yacimientos, en el entorno local y el enfriamiento de la economía china y de las economías emergentes más dinámicas que han visto contraer su crecimiento y ponen un manto de incertidumbre a nivel mundial, en el entorno internacional, hacen que la industria petrolera también vea contraídas sus cifras. De hecho, la experiencia de la acción de Pacific Rubiales, por ejemplo, permite recordar que muchas veces las acciones de estas compañías se sobrevaloran y luego se subvaloran. Ecopetrol enfrentó unas expectativas muy altas en términos de descubrimientos y ventas de petróleo, que han tenido que relajarse ante las condiciones del mercado internacional, donde la volatilidad del precio del barril de petróleo muestra en el fondo una tendencia a la baja -en enero de 2013 el barril se cotizaba en 112.93 dólares, frente a los 110.63 dólares de diciembre de ese mismo año-, y también ante las condiciones internas, entre las que se destacan las demoras en la modernización de la refinería de Barrancabermeja además de la necesidad de inversiones en logística de transporte que se erige en la piedra en el zapato de la actividad económica del país, ante los altos costos de movilización de los bienes y servicios. Es decir, entre 2011 y 2012 el mercado se vio impregnado de un fuerte optimismo, pero en 2013 el mercado ha debido ajustar sus expectativas ante unas condiciones que aún no se compadecen con lo que esperaban ver los inversionistas. Es decir, si el precio del petróleo sube, el precio de la acción sube; si la valoración de la producción sube, el precio de la acción sube. Hay una relación directa y positiva y ante eso la demagogia de Londoño, basada en un sesgo ideológico, palidece ante una demostración empírica (Ver tabla)



En últimas, es bastante fácil mencionar como culpables del enfriamiento de la petrolera a los criminales de las FARC, por demás un escenario común para un movimiento político que no tendría mucho más que hacer en el escenario electoral si no fuera por la existencia de este grupo. Pero hacerlo es caer en una mentira, mentira que se hace protuberante cuando se ignoran las variables que han determinado el comportamiento de los ingresos de la petrolera, que tuvieron su mayor crecimiento entre 2010 y 2011 -un 85,5%-, justo cuando las cifras indicaban una tendencia ascendente de los ataques a la infraestructura petrolera, lo cual tumba la tesis tendenciosa de Londoño Hoyos. Pero en época electoral parece que todo es posible, incluso mentir. Pero afortunadamente la evidencia permite descubrir una mentira que muy bien han sabido disfrazar de verdad. 


Fuentes consultadas:

Valores Bancolombia
Ministerio de Defensa Nacional
Sitio Web de Ecopetrol

*Estudiante de la Carrera de Economía de la Pontificia Universidad Javeriana Cali. 


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