Sobre la crisis venezolana
Estas preguntas me las formuló un estudiante de Derecho de la Pontificia Universidad Javeriana Cali para un trabajo que debe hacer en la asignatura de Análisis Económico del Derecho. Me honra que haya pensado en mí para ilustrarse sobre lo que ocurre en Venezuela. Les comparto mis respuestas.
1. Andrés, ¿Cuáles son las razones que explican la crisis en Venezuela? ¿hasta qué punto es una crisis política y en dónde es un problema económico?
R/ Creo que son dos: una relacionada con el hastío de un segmento muy importante de la sociedad venezolana con el excesivo poder acumulado por parte del Gobierno, que cambió las reglas de juego y configuró al Estado como una maquina dominada por el presidente. Esto naturalmente ha afectado el pluralismo y la capacidad de los opositores para participar de forma legítima en la toma de decisiones de política. Sin embargo ese problema lo enfrentan los venezolanos hace mucho años. Hoy lo que colma la paciencia de los ciudadanos es el deterioro casi irreversible del modelo económico y encuentro concretamente estas causas: un nivel de precios muy alto, causado por la restricción tan fuerte en la oferta, que resulta de un aparato productivo controlado por el Estado que ha reducido a mínimos históricos la iniciativa privada. Y me detengo ahí: el Gobierno ha impuesto controles muy fuertes a la actividad económica y eso ha desequilibrado los mecanismos de precios con una demanda insatisfecha y una oferta insuficiente. Eso demuestra que el mercado libre actúa mejor como asignador de recursos y que agrega de forma más eficiente las preferencias de los consumidores que el Estado. En otras palabras: el mercado asimila mejor la información de qué quieren los consumidores y qué deben producir los empresarios . Por otro lado, Venezuela perdió la oportunidad histórica del boom petrolero: si en el mundo la política recomendada es que el gasto público sea restrictivo en ciclos de auge y generosos en ciclos depresivos de la economía, o sea que sea una política anticíclica, en Venezuela la política fiscal fue procíclica: se gastó cuando la economía produjo las mayores rentas petroleras de la Historia y ahora, que se requiere un impulso para una actividad económica desacelerada, el Gobierno tiene las arcas vacías para impulsar el aparato productivo. Chile, que vivió un boom con el cobre, preparó una regla fiscal que permitió que las divisas que provienen de la exportación de un insumo con tanta demandada se ahorren obligatoriamente y se gasten solo cuando la economía requiera impulsar la demanda interna, normalmente en periodos de crisis. Keynes debe estarse revolcando en su tumba con lo ocurrido durante esta década de revolución bolivariana. En conclusión, hoy Venezuela está reclamando un modelo económico inclusivo, donde el Gobierno no use la política fiscal para mantener su hegemonía y donde la libre empresa sea respetada y los ciudadanos gocen a plenitud de sus derechos, algunos de ellos tan básicos como ir al supermercado y comprar lo que necesitan para vivir. Y eso no está pasando.
2. ¿Cuáles cree usted que fueron las fallas en el modelo económico de Venezuela?
R/ Haber creído que el Estado asignaba mejor los recursos que el mercado. Dicen que los extremos son viciosos y los centros son virtuosos. La creencia que el mercado puede hacerlo todo mejor encuentra un excelente contraejemplo en la crisis financiera que viven los países desarrollados. Y la creencia que el Estado lo puede hacer mejor nos recuerda esos tiempos en que los ciudadanos de la Unión Soviética debían hacer filas en el mercado para comprar la porción de comida que el Gobierno les autorizaba, pues esta no era abundante. Venezuela adoptó este modelo fallido, atacó la inversión privada y el elevado gasto público implicó que el endeudamiento para los productores se hiciera más caro. La lógica fue sencilla: se expulsó la inversión privada y la economía quedó sustentada en transferencias del Gobierno a los más pobres, a través de las llamadas misiones, y en los servicios del sector público, básicamente los pagos a proveedores y salarios de las entidades estatales. Por el lado del mercado de bienes, el Gobierno ha querido enfrentar la escasez en la oferta de bienes con importaciones a todas luces insuficientes. Entonces aparece un corolario clásico de la Economía: el mercado procesa mejor la información de las preferencias de los consumidores que el Estado. Se atacó el lucro, se restringió al capital y un problema que los venezolanos no percibirían sino tiempo después hoy estalló: como consecuencia de que son pocos los productores que se atreven a producir algo, hay pocos bienes en los mercados y los que hay cuestan mucho. Es paradójico que un Modelo que pretendía reivindicar a los más pobres les impuso el impuesto por naturaleza más regresivo: precios inflados.
3. ¿Definitivamente no hay nada rescatable del modelo económico venezolano? ¿cuál fue el mayor acierto del llamado "socialismo del siglo XXI"? ¿cuál su mayor error?
R/ A nivel macroeconómico, no rescato nada. En cuanto a los acuerdos sociales, diría que en términos generales el mayor acierto es haber reducido la desigualdad entre ricos y pobres. Hoy Venezuela presenta el Gini más bajo de la región. Pero si tenían un mérito ganado al haber permitido a los más pobres emerger en mejores condiciones, se desdibuja ese mérito cuando se ataca la generación de riqueza. Eso es como repartir el producto de una panadería entre todos los vecinos del barrio y luego clausurarla, ¿qué va a pasar cuando a todos se les acabe el pan?, eso pasa hoy con la Economía venezolana. Se acabó la bonanza y no se pensó en qué hacer para mantenerla. Ese error de haber desperdiciado la riqueza le costará la permanencia al actual Régimen.
4. ¿Hasta qué punto el manejo económico que dio el Gobierno fue una herramienta para mantener el régimen político?
R/ Robinson y Acemoglu advierten que la mejor combinación posible para el éxito de una nación es una política inclusiva y unas reglas de juego en la economía justas. Sin embargo enunciaban que muchos países tenían la posibilidad de tener regímenes políticos excluyentes y reglas de juego relativamente inclusivas. Venezuela trató de mantenerse así en los primeros años de la Revolución. Y tiene sentido: un régimen por excluyente y poco pluralista que sea logra mantenerse si tiene un buen acervo de recursos para gastar y eso implicaba darle ciertas gabelas a los dueños del capital. Sin embargo, como lo demuestran los hechos, esa estrategia no dura en el tiempo. El Gobierno politizó a PDVSA, por ejemplo, la mayor petrolera de América Latina y por ese afán desenfrenado de rent-seeking simplemente hoy esa petrolera se encuentra en niveles históricamente bajos de productividad. Adicionalmente la transparencia y la rendición de cuentas en el manejo de las finanzas públicas no fueron incorporados, de modo que los mercados de capitales, a donde los Gobiernos van a buscar recursos prestados para financiar sus gastos e inversiones, desconfían y cubren el riesgo con elevadas tasas de interés. Venezuela enfrenta el mayor índice de riesgo país del mundo, lo cual impone 14.44% de tasa por cada dólar de endeudamiento, muy por encima del 4% que se le cobra a un país como Colombia. Y es curioso, puesto que Venezuela honra sus compromisos financieros, pero ese manejo poco claro de sus cuentas no genera confianza. Sumado a que el Gobierno en su camino populista quiso dibujar a los empresarios como enemigos de la Revolución. Y ahí fue la condena. En todo caso, Chávez no hubiera durado una década con el poder absoluto si no era capaz de transferir los recursos de la economía a las arcas del Gobierno y disponer de ellos en el orden de sus preferencias. Así estuviese sobreendeudado.
5. ¿Cree que definitivamente Venezuela llegó a un punto de no retorno en situación interna?
R/ Es difícil predecir cuándo acabará el modelo actual en Venezuela, porque la mitad del país se benefició de él y la mitad se considera perjudicado. Pero sí me atrevo a decir que si se quiere recuperar la capacidad productiva del país se deben revertir políticas que han constreñido la libre empresa y han impuesto controles sobre los mercados, no hay otra alternativa. Pienso que si esto no ocurre, en la medida en que la Economía crezca cada vez menos y el gasto público se encuentre desfinanciado, el final de la aventura revolucionaria no estará muy lejano. Estamos frente a un punto de no retorno, porque una economía que depende el petróleo para traer el 90% de sus divisas no es sostenible. Es inviable también que la ley de quiebras del país obligue a una empresa que se declara insolvente a entregar la propiedad a sus trabajadores. Entonces muchos encuentran incentivos para sabotear la labor de las empresas y cuando pasan a sus manos, el festín dura poco, puesto que no tienen las habilidades necesarias para gerenciarla y terminan por quebrarla definitivamente. La deuda pública se cuadruplicó en esta década, a pesar de contar con millones de dólares de ingresos por un petróleo cuyo barril pasó de costar 10 dólares a más de 100. Ese error de dilapidar esa fortuna hoy la pagan todos. Esas señales dejan claro el punto de no retorno del modelo.
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