Cien días
Cumplen cien días los gobernantes locales elegidos el pasado 25 de octubre. Como una tradición de los medios de comunicación, los cien primeros días de gestión suelen ser evaluados con rigurosidad, generalmente con el ánimo de dibujar una tendencia y la trayectoria de la gestión de los gobernantes. En nuestra ciudad y departamento, por supuesto, ni Dilian Francisca Toro ni Maurice Armitage están exentos de ese análisis. Claro, esperar muchas realizaciones en estos tres meses es todo menos sensato, pero desde luego que las gestiones de la gobernadora y del alcalde empiezan a tener algunas características propias. Empecemos por la gobernadora Dilian:
Como era de esperarse, llegó con propiedad a la gobernación. Desde luego que asume un reto de proporciones mayores al tratarse de un departamento financieramente débil y con limitaciones de recursos bastantes serias, además de enfrentar importantes brechas entre las subregiones, tener un sistema de salud en crisis y soportar conflictos ambientales que exigen atención inmediata. Basta ver la situación de Buenaventura, la crisis del Hospital Universitario y la situación de la Laguna de Sonso para comprender mejor la magnitud de estos desafíos. Por supuesto, el principal obstáculo de la Gobernación ha sido su estructura paquidérmica y obsoleta, lo que la hace lenta e impertinente ante las situaciones que enfrenta el departamento. Es por ello que lo más relevante de estos tres meses de Dilian ha sido la solicitud de facultades para adelantar una reforma administrativa, no obstante resulta paradójico que en el proyecto de ordenanza para la Asamblea no se indicara qué transformaciones sufriría la administración central. Como es muy usual en el Estado colombiano, el método y la lógica no son elementos comunes.
Hablar de aciertos y desaciertos es prematuro, sin embargo la tendencia señala dos aspectos fundamentales en la gestión de la gobernadora del Valle: por un lado, parece que se entiende que la estructura económica del Valle del Cauca es diversificada y que exige mayores inversiones en estrategias de alta complejidad como la innovación, el desarrollo y el fomento a la llegada de capitales foráneos. El anuncio de una Secretaría de Fomento Económico y el trabajo que, por ejemplo, adelanta Planeación Departamental con Colciencias deja en el ambiente que existe una voluntad manifiesta de la gobernación de desarrollar sectores productivos de alta complejidad y explotar las llamadas ventajas competitivas de la región -que realmente es cómo generarle entornos más generosos para el desarrollo de empresas innovadoras-. Sin embargo, debo señalar que, si bien me ha sorprendido la dinámica de la nueva gobernadora -a quien en campaña hice oposición-, en temas como la salud y los asuntos ambientales no vislumbro un rumbo claro.
En el caso del alcalde Armitage encuentro más preocupaciones y es porque su gestión errática hace prácticamente imposible dibujar una tendencia. Indudablemente lo más relevante en estos tres meses de su gestión ha sido las facultades para reformar la administración municipal que le confirió el Concejo, donde se destacan aspectos importantes como dotar al municipio de herramientas para orientar una estrategia de desarrollo económico local, lo cual en una coyuntura económica positiva como la que vive la región sin duda que es un acierto. Hay otros temas importantes que parecen haber sido bien abordados, como el manejo de la inseguridad -no obstante los delitos contra el patrimonio siguen disparados-, pero requieren aún de tiempo para evaluarlos con mayor objetividad. La reducción de los homicidios de este tercer trimestre, si bien es buena noticia, no corresponde a una reversión de la tendencia alcista de la violencia homicida, por tanto aún hay que esperar decisiones de la alcaldía. En términos de movilidad sostenible y de gestión del medio ambiente no parece claro cuál es el modelo que le ofrece el alcalde a la ciudad. Hasta el momento las decisiones han sido tomadas en torno al vehículo particular y, salvo algunos anuncios, no es claro el grueso de la población que se moviliza a pie, en bicicleta o en transporte público cómo mejorará sus condiciones de transporte. Finalmente, uno de mis grandes temores con la actual administración es que no pueda romper con la espiral clientelista del Concejo y esto se fortalezca por las inocultables aspiraciones políticas de los principales miembros de su gabinete, echando al traste la voluntad de tomar decisiones necesarias en temas como la movilidad.
Al final de cuentas creo que la Gobernación tiene más claro el panorama que la alcaldía, sin embargo sigo pensando que aún hay una ruptura entre el municipio de Cali y el departamento del Valle, mientras la subregión sur -que comprende a Cali, a Yumbo, Palmira, Pradera, Florida, Candelaria, Vijes y Jamundí- sigue sin una planificación que permita mayor desarrollo y sostenibilidad. Se requiere para ello una filigrana institucional que exige la participación de las alcaldías, de la gobernación y del Gobierno Nacional, no obstante es un tema del cual no se ha hecho ningún planteamiento. Y hablamos de una zona que alberga a poco más de 3 millones de personas, más del 50% de la población del departamento y una diversa oferta productiva. Parece que tampoco es con Dilian y Armitage que nos vamos a percatar de esto.
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