Cali: cinco cosas para construir sobre lo construido




Propongo, desde mi experiencia más reciente, cinco cosas que el próximo alcalde de Cali debe mantener para construir sobre lo construido. Por supuesto, no es una verdad revelada y quizás el debate político que presenciamos ahogue estas ideas. Pero vale la pena exponerlas desde esta tribuna.

Una de las ideas más arraigadas que tengo es que, para una sociedad democrática, resulta indispensable contar con dos elementos que, a priori, pareciesen antagónicos: por un lado, la alternancia. Ninguna instalación indefinida en el poder es conveniente. Se requiere que exista rotación en el liderazgo de la sociedad, sobre la base que esta camina sobre un continuo proceso de aprendizaje colectivo - fundamentado en el ensayo y el error-, y estos aprendizajes sólo se vuelven prácticos y reales cuando los implementa alguien distinto siempre. Por otro lado, creo que es necesario que se construya sobre lo construido. Esto supone tomar lo bueno, corregir lo malo y adoptar las lecciones que dejan los aciertos y los errores para seguir adelante. Por nefasto o excelente que sea el liderazgo actual, siempre habrá en el futuro elementos que marcan un rumbo y el complejo del fracaso (creer que todo está muy mal y negar cualquier avance) es un mal consejero. 

Con la llegada de la campaña electoral regional y local en Colombia, Cali quedó metida desde hace varias semanas en el debate por la alcaldía. Como suele ocurrir, el ramillete de precandidatos es mucho más amplio del que finalmente aparecerá en la tarjeta electoral y los temas, en una ciudad tan compleja como la capital del Valle, suelen crispar los ánimos a menudo más de la cuenta. Hay campañas altamente propositivas, otras que basan su programa en negar todo avance de la ciudad bajo la actual gestión de Maurice Armitage y su gobierno. Pero hasta ahora, pocas recetas nuevas de política ni mucho menos mención alguna sobre lo que se debe mantener y mejorar. Y esto tiene sentido, la elección de alcalde en Cali se parece a una corrida de toros donde el público quiere sangre en la arena y entonces hablar de cifras, hechos ciertos y sobre cómo construir sobre lo construido no es atractivo. Aunque sí es necesario.

Pero como mi interés no es electoral, intentaré esbozar las cinco recetas de política, planes o programas que debería mantener el próximo alcalde de Cali, por supuesto sin negar que son programas falibles y que existen oportunidades de mejoramiento. Resulta muy conveniente que el elector no piense que cada cuatro años es un reinicio, sino que la ciudad exige que ese aprendizaje colectivo lo convirtamos en oportunidades para el desarrollo local. Revisemos las cinco cosas que debería mantener el próximo alcalde de Cali:

1. Mi Comunidad es Escuela. El programa más ambicioso - e innovador- que tiene la Alcaldía de Cali está en el sector de la educación y ha supuesto un componente amplio: inversión en infraestructura educativa, que supone la adecuación de 150 sedes educativas, la reconstrucción de 34 y la construcción de siete nuevas instalaciones educativas y siete Centros de Desarrollo Infantil. Son además 22 proyectos para el fortalecimiento de la calidad educativa que impactan a cerca de 170 mil niños y jóvenes de la ciudad de 45 colegios oficiales, que tendrán acceso a formación artística, deportiva y en Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, entre otros, que se espera tengan un impacto positivo en la calidad educativa. Es inédito un esfuerzo público por dotar a sus instituciones educativas de servicios complementarios propios de colegios privados. Sin embargo, este programa tiene duración limitada y expira el 31 de diciembre de 2019. El reto del próximo alcalde y su gobierno debería ser evaluar sus primeros resultados, mantenerlo y ojalá ampliar su cobertura. Para esto la Universidad del Valle es una aliada clave. 

2. Salvamento del MIO. Cualquier política de transporte urbano debe pasar por asegurar la sostenibilidad técnica y financiera del sistema de transporte masivo de Cali. Y no excluye que se mantenga el impulso del tren de cercanías o incluso de un metro, pero lo cierto es que el MIO hoy cubre gran parte de la ciudad y su saneamiento es clave para asegurar que los caleños se muevan con mayor agilidad y eficiencia. Quedará en marcha la Troncal del Oriente por la Calle 70 y entrarán nuevos buses, muchos de ellos eléctricos, que reforzarán la capacidad del sistema. El próximo gobierno local recibirá un plan de salvamento en ejecución, que inyecta recursos al sistema y asegura que los operadoras cumplan con sus obligaciones contractuales.

3. Política pública de desarrollo económico. La gestión del desarrollo económico local ha sido un elemento destacable de esta década que termina. Cali pasó de ser una de las ciudades con mayor desempleo dentro de las grandes áreas metropolitanas del país a crear de forma sostenida empleos que han permitido que poco a poco converja la tasa de desempleo local con la nacional. Hoy se cuenta con una herramienta como es el IMAE para medir el desempeño económico en el entorno local y se tiene una hoja de ruta por 10 años para atraer más inversiones y generar empleos. Sólo en 2018 la ciudad recibió más de 25 millones de dólares en inversión extranjera y se generaron 1170 empleos. Según Invest Pacific, en los últimos años han llegado 90 empresas con inversiones superiores a los 900 millones de dólares y que han creado 9000 empleos, aproximadamente. 

4. Cali creativa. Cali queda con una robusta red de 64 bibliotecas públicas y una variada oferta cultural cuya punta de lanza son más de 10 festivales internacionales en todas las áreas de las artes. Esto es una potencia económica latente para las industrias creativas, el desarrollo comunitario y la llegada de turistas que ven en la ciudad una oferta cultural rica y diversa. Sólo entre la Feria de Cali y el Festival de Música del Pacífico Petronio Álvarez se generan cerca de 500 mil millones de pesos de ingresos para la ciudad. Ese fortalecimiento que ha tenido el arte y la cultura en la capital del Valle es una estrategia que debe seguir el próximo alcalde, sin lugar a dudas. 

5. Reducción de los homicidios y seguridad ciudadana. Esto es lo que genera más polémica, pero las cifras dicen que la ciudad tiene el nivel más bajo de muertes violentas en 25 años, una tendencia que se trató de hallar en la década pasada pero que se pudo consolidar solamente en esta. Patrullajes combinados entre las distintas agencias de seguridad del Estado, un Observatorio de Seguridad consolidado y los Territorios de Inclusión y Oportunidades que focalizan inversión social en zonas vulnerables, que sin duda han tenido una positiva incidencia en la reducción de la violencia, son esos elementos que pueden explicar que hoy Cali sea la ciudad que más aporta a la reducción nacional de los homicidios. El próximo gobierno local tendrá el reto de maximizar los resultados de esta 'caja de herramientas' disponibles y seguir avanzando en la reducción de homicidios y hurtos. 

Creo que el próximo alcalde de Cali tendrá unas mejores condiciones iniciales para implementar sus proyectos, políticas y programas propios, pero estos tendrán una posibilidad mayor de ser exitosos si saben partir de la noción de construir sobre lo construido. La capital vallecaucana es una ciudad con mejores indicadores de pobreza, desempleo y violencia; no obstante, los retos siguen siendo enormes y las cinco estrategias que expongo aquí han respondido bien para enfrentarlos. Hay muchos otros logros en el campo de la salud pública, de cobertura de las TIC, simplificación y tecnificación de trámites y servicios, de equidad de género, de comedores comunitarios, entre otros, que valen la pena ser revisados y mantenidos, por supuesto. Confiemos que el complejo de fracaso no se imponga en esta elección. El reto que tenemos en la ciudad no es recuperar el rumbo, sino avanzar más rápido.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El transporte como bien público

Siloé y el mensaje que le queda a Cali

Pobreza, desigualdad y responsabilidad social