Mi respaldo al proceso de La Habana
Comparto el sentimiento de rabia y dolor que embarga a los colombianos cuando piensan en todas y cada una de las ofensas que hemos recibido por quienes han tomado la vía de las armas para imponer sus ideas. Comparto la indignación por las muertes, secuestros y los crímenes cometidos en el nombre de la justicia social. Soy de aquellos que cree que un fin justo deja de serlo cuando se usan medios injustos para alcanzarlo. Vengo de una familia que ha conocido el secuestro, la extorsión y los mecanismos de intimidación en el marco de esta guerra; nací en los años de la guerra de los carteles del narcotráfico contra el Estado, vi cómo mi país sucumbía ante aquellos que a sangre y fuego se apropiaban de los espacios que dejaban gobiernos débiles y sin visión. Soy hijo de una generación que, como las anteriores, no ha dejado de ver un solo día la barbarie y el odio entre semejantes. Tengo motivos para odiar, tengo suficientes argumentos para pedir castigo ante tantas atrocidades, no so