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Mostrando entradas de febrero, 2016

Cheques en blanco

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Que el municipio de Cali como el departamento del Valle del Cauca necesitan reestructurar la manera en que se administran y gobiernan sus recursos es una realidad. Tanto la gobernadora como el alcalde han presentado a sus entidades de control político la solicitud de facultades extraordinarias para reformar los gobiernos que presiden y existe un interés de la opinión pública de entender lo que se quiere hacer en los órganos de administración. El asunto es muy sencillo: ambos piden facultades legales, pero no anuncian aún qué reformas van a plantear, por lo cual asaltan dudas. Tanto en el concejo como en la asamblea departamental piden los respaldos que den viabilidad técnica a las decisiones que tomen los gobernantes facultados; sin embargo también hay temor porque esto supone, también, tocar el bastión de la clase política tradicional colombiana: la burocracia. La incógnita es si los concejales y diputados están dispuestos a permitir una cirugía en el recurso humando de la ad

Ni un paso atrás

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Parece que el Gobierno, en su torpeza monumental, y las Farc, con su cinismo acostumbrado, están empeñados en justificar cada una de las fantasiosas afirmaciones de los más encarnizados críticos del proceso de La Habana. Nada podía haber salido peor: las fotos en La Guajira ratificaron la extrema complacencia de un presidente obsesionado con sacar adelante su bandera de gobierno, mientras las Farc no han sido capaces, por primera vez, de entender los anhelos de los ciudadanos. Y eso que aspiran a convertirse en partido político. El proceso de La Habana es una oportunidad histórica que tenemos los colombianos de darle vuelta a la página: la corrupción y la politiquería dieron orígenes a las guerrillas, en un país acostumbrado a resolver con violencia los intereses en conflicto, y la presencia de estas terminaron por generar un efecto que reforzó las peores prácticas en la política colombiana. Cerrar el conflicto con esta nefasta organización será el espacio ideal para permitir

Zanjando diferencias

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Con sorpresa leo al influyente columnista y editor del diario El País, Diego Martínez Lloreda, refiriéndose al tema del Zanjón del Burro, mejor conocido como humedal de la Babilla, una joya ecosistémica cuyo valor parece despreciar el periodista y del cual creo no nos hemos percatado los caleños. Me referiré a dos puntos concretos que son, a saber, la importancia de este pulmón verde y, posteriormente, al tema de movilidad en la comuna 22: Los humedales prestan servicios ecosistémicos que los hacen importantes y vitales para la conservación de especies vegetales y animales. Un humedal es un terreno, generalmente plano, que tiene como propiedad fundamental absorber los excedentes de agua y servir de amortiguador natural en época de desbordamientos de los ríos, por ejemplo. En un sentido más amplio, es un cuerpo de agua estática rodeado de tierras secas que pueden recibir esas aguas excedentes en épocas de lluvias, generalmente, y otras que, sin ser inundables, albergan vegeta

Pasa por Sonso

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La historia es sencilla: unos empresarios propietarios de tierras aledañas al Humedal Laguna de Sonso deciden arbitrariamente extender los límites de sus propiedades y acondicionar para su producción agrícola zonas protegidas, compuestas por madreviejas y suelos esenciales para la denominada productividad primaria, de la que se valen distintas especies vegetales y animales para su supervivencia. La Laguna de Sonso o El Chircal, ubicada en el municipio de Buga, presta unos servicios ecosistémicos que no pueden ser sustituidos: es una despensa de agua dulce, hogar de un gran número de especies animales que encuentran en sus espacios los recursos para vivir y asentarse, así como es una fuente de alimento para los humanos, por los beneficios de la pesca, por ejemplo. Pero también presta otras funciones menos evidentes, más en tiempos de sequía, pero que deberían considerarse, como lo es servir de control automático de las crecidas de los ríos y alimentar las fuentes subterráneas de

Departamento vetusto

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La crisis del Hospital Universitario del Valle es la punta del iceberg. El HUV está insertado en una dinámica institucional vetusta, anacrónica y desactualizada, como la que tiene el Departamento del Valle del Cauca; la situación del mayor centro médico público de la región se reduce, ante el observador desprevenido, a un simple problema de ausencia de recursos, sin embargo esta parece ser una de las consecuencias de un mal que requiere un análisis más profundo y detallado: problemas de gestión de la información financiera, sobrecostos, tercerizaciones y una serie de vicios en la gestión gerencial de este activo público que logró, por ejemplo, que en agosto de 2015 se hubiesen consumido todos los recursos de la vigencia de ese año que, por supuesto, debían aguantar hasta el 31 de diciembre. Muestra de la incipiente gestión de recaudo está en este indicador: de cada 100 facturas que se debían causar, solo 70 se radicaban y solo 40 se pagaban. Esto denota una increíble falencia