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Mostrando entradas de mayo, 2011

155 euros

Recibí en mi correo personal un mensaje alentando a unirme a la causa del 15-M, ese movimiento presuntamente espontáneo que pide un cambio en las estructuras políticas y económicas de España, con el fin de iniciar una campaña masiva de retiro de capital del sistema bancario hasta el próximo 30 de mayo. Al margen si el movimiento es espontáneo o si la estrategia de retirar activos financieros de los bancos en España es acertada, de a 155 euros diarios, creo que lo relevante es identificar una coyuntura concreta: el 'milagro español' se empieza a diluir y es en estos momentos el país desarrollado con peor rendimiento. Un paro rígido, estructural y persistente, que expresa el carácter severo de la crisis que atraviesan los españoles alimentada por el crack financiero de 2008, empieza a impacientar a los ibéricos al ver vulnerados sus derechos económicos que, tácitamente, los hace sentir marginados del gobierno de su nación. Los indignados reclaman cambios. Un cambio en el régime

El Gran Bazar

En el gran bazar hay dos fuerzas que lo sostienen: una demanda y una oferta. Un comprador que paga un precio y un oferente que lo pone. Un grupo de compradores que orientan sus preferencias hacia un bien y un grupo de oferentes que ajusta su producción a la satisfacción de un conjunto de necesidades. En esencia y sin minucias económicas es este un típico mercado. En palabras insípidas de los economistas, la interacción entre la curva de la oferta y la demanda. Así las cosas, parece que Colombia es un gran bazar donde, como en cualquier intercambio, hay compradores y vendedores que actúan como dos actores en el mercado de la corrupción. Los escándalos de corrupción en la contratación pública, en el sistema de seguridad social en salud y, en general, en el comportamiento de la administración estatal colombiana permiten pensar que la configuración del Estado colombiano se asemeja más a la de un mercado de dádivas ilegales que han cooptado su funcionamiento y han diezmado su carácter de ge

Conflicto

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La discusión del reconocimiento de la existencia del conflicto armado me recuerda a la historia del rey que fue engañado por su negligente sastre y portó un traje invisible en un acto público en donde los asistentes, a pesar de saber que no portaba nada, aceptaron la idea de un traje invisible. El gobierno de Uribe quiso en su momento convencer a la opinión pública de la existencia de una amenaza terrorista y no de un conflicto interno, muchos le creímos, sin embargo en el existía conciencia que el conflicto es y ha sido una realidad. De cualquier modo, el entramado jurídico de las implicaciones que trae una u otra definición quizás sugieren mucho menos de lo que la discusión cree. Me atrevo a postular que conflicto armado y amenaza terrorista no son hoy día eventos mutuamente excluyentes. Un conflicto interno no necesariamente ha de reconocerle una condición de beligerancia a quienes alzados en armas combaten al Estado de Derecho. El padecimiento de Colombia es todo un largo proceso h

Pobreza, desigualdad y responsabilidad social

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¿En qué tipo de país nos queremos convertir?, cuando se observa detenidamente las noticias diariamente la idea de ese país soñado que recurrentemente pensamos es que tiene que ser uno muy diferente al que hoy vivimos y, quizás, al que las generaciones de colombianos desde los tiempos de la Revolución independentista han debido vivir. A fenómenos recurrentes como la violencia, la corrupción y las administraciones negligentes le sumamos un efecto que ha marcado históricamente a la sociedad colombiana: la pobreza. Si todos los modelos de país posibles divergen en el cómo lograrlo, no debe haber modelo de país ideal que no contemple la erradicación de la pobreza como prioridad. Sin embargo compartir esa pregunta con la que inicio este escrito de forma apasionada nos deberían conducir a pensar en las convergencias y divergencias que nos permitan visualizar cómo abarcar esta problemática. Sin una visión compartida -quiero decir: sin una visión general y más bien con una sesgada hacia el sect

30 monedas

Las 30 monedas de Judas representan el caso de corrupción más simbólico y recordado de la Historia universal. Tal vez el enigmático ministro de Policía del Consul Bonaparte en la Francia de finales del siglo XVIII, Fouché, sabía bastante bien cómo funcionan algunos hombres: todos los hombres tienen un precio, lo que se ignora no es más que el valor exacto de su precio. Cada acto de corrupción que estremece a nuestros países nos confirma cuán débil es un Estado: el valor de un Estado está determinado muchas veces por el valor de la conciencia de un funcionario corrupto. Cada escándalo de corrupción confirma que Colombia fue cooptada por perversas maquinarias cazadoras de rentas. La sanción del Alcalde Mayor de Bogotá es la punta de un iceberg que día a día se aproxima al casco del gran barco y la catástrofe promete proporciones mayúsculas. Ya la corrupción no sólo arruinó los deseos de todo un país de dotarse de la infraestructura necesaria para una economía en crecimiento y con necesid

Paliativos

Las dos motivaciones que me llevaron a la Facultad de Economía las recuerdo bastante bien. Por un lado, anhelaba hallar las razones por las cuales una persona podría hacerse rica en esta clase de sociedades económicas. Lo supe, ahora sólo me falta ser rico. Por otro lado, me preguntaba cómo unos países podían llegar a tales niveles de riqueza y desarrollo mientras otros menos afortunados vivían en los linderos de la miseria. Aún más, me preguntaba por qué yo vivía en Bogotá como viviría una persona de clase media en cualquier ciudad de los Estados Unidos o Europa occidental, mientras a pocos kilómetros había gente asentándose en verdaderos infiernos humanos, roídos por la pobreza y el abandono. Quizás este segundo cuestionamiento en la Universidad jamás lo pueda contestar, no en esta nueva generación de científicos sociales llamados economistas, menos sociales que científicos. Porque pareciera que la lucha contra la pobreza fuese un asunto encarnado en el núcleo duro del discurso polít