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Mostrando entradas de agosto, 2012

Pax colombiana

Cuenta la historia que los romanos impusieron a los pueblos ocupados por sus ejércitos un periodo de paz que durante cuatro siglos devolvió relativa estabilidad al Imperio. No obstante, las intrigas y disputas internas entre los aspirantes al trono hizo trizas este periodo y precipitó a los territorios a una sucesión de cruentas guerras civiles. En general, la paz establecida por medio de las armas, decía el filósofo francés Proudhon, no es otra cosa que una tregua. Durante la primera década de este siglo, se vivió una suerte de pax colombiana  que muchos lamentan que se terminó. Entre 2002 y 2010, el Estado recuperó terreno frente a unas guerrillas extremistas de izquierda que durante los años 1990 lograron poner contra el borde del abismo a unas instituciones colombianas vetustas y corruptas. La acción legítima del Gobierno permitió que las fuerzas armadas ocuparan los espacios que durante años los rebeldes extremistas habían aprovechado: por primera vez en muchos años, el Estado te

País de Hampones

Los juicios que sobre la ética pública se hacen en la calle tienden a ser los más temerarios pero, a menudo pienso, son los más acertados. Que Colombia es un país de hampones es una de las perlas más lapidarias que he oído pero, a la luz de muchos hechos, no dudo que si este no es un país de hampones, por lo menos parece tener más ladrones que el promedio. Entre 182 países, Colombia ocupa el puesto 80, a 102 escalones de Somalia, considerado el país más corrupto por parte de Transparencia Internacional , pero bastante atrás de los primeros lugares. De un puntaje posible de 1 a 10, Nueva Zelanda obtiene el 9.5 mientras Colombia obtiene un 3.4 y Somalia un 1. Si en el escalafón en términos relativos no estamos atrás, en puntuación obtenida estamos muy debajo de obtener una calificación tranquilizadora. Más aún, al ver el listado de los 20 países que encabezan la lista hice un ejercicio sencillo: tomar de forma aleatoria 5 países como muestra y contrastarlos con su nivel de renta y calid

El segundo tiempo

La opinión pública le pasa la cuenta de cobro a Santos y su gobierno. La evaluación es implacable y denota inflexibilidad en las preferencias de muchos colombianos. Eso me recuerda una historia corta sobre las predisposiciones psicológicas de los individuos: una persona tiene que elegir dos caminos para llegar a su casa sin más información que lo que ve. Uno largo, iluminado y otro más corto, con una iluminación más precaria y donde unas lonas verdes demarcan la realización de una construcción pública. El individuo no tiene más criterios para seleccionar el camino que tomará diferente a lo que percibe o lo que ve. Es casi previsible que elija el camino más iluminado, ¿a qué voy?, a que así como el individuo no tiene la información necesaria que le permita tener un criterio completo de selección de alternativas, es muy probable que la opinión pública en general no tenga la información necesaria para evaluar una gestión de Gobierno. Miremos un caso aplicado: si estalla un carrobomba