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Mostrando entradas de noviembre, 2014

El precio de la desigualdad: ¿quiénes pagan los costos de la violencia en Cali?

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Cali tiene dos características que hacen de su realidad un escenario complejo para la toma de decisiones de política: una elevada desigualdad de ingreso, que en términos del coeficiente de Gini la sitúa en un 0,515, por encima del promedio de las 13 principales áreas metropolitanas, y simultáneamente enfrenta unas tasas de homicidios que la ha ubicado en el séptimo lugar de las ciudades más peligrosas del mundo, que mide el número de muertes violentas por cada 100 mil habitantes y arroja un indicador de 74, que es ligeramente el doble de la media nacional. Se encuentra que las mayores pérdidas por cuenta de la violencia urbana en la ciudad de Cali las enfrentan cuatro comunas, fundamentalmente compuestas por hogares situados en el quintil de ingresos más bajos. Fuente: Observatorio Social de Cali. Elaboración propia En el primer semestre de 2013 la ciudad registró uno de los aumentos más notorios de homicidios, del orden del 16%. Las 939 muertes violentas registradas en Cal

Juego de gallinas

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Cuando en septiembre de 2012 el presidente Santos anunció que iniciaba el ciclo de negociaciones para la terminación del conflicto con las Farc, advirtió que lo haría bajo la condición de no efectuar ninguna desmilitarización de territorio alguno ni de cesar las operaciones militares contra el grupo armado ilegal. "Negocia como si no hubiera guerra y haz la guerra como si no hubiera negociación" era la consigna del gobierno, aceptado por ambas partes en las rondas exploratorias que llevaron al Acuerdo General. Dos años después, emergen señales de impaciencia ante la insistencia de las Farc de mantener sus hostilidades, más mediáticas que desestabilizadoras. El secuestro de un general del Ejército y los ataques con pequeños comandos a la infraestructura son tomados por muchos como muestras de la inexistencia de una voluntad de paz de parte del grupo. Sin embargo, no debería sorprendernos que esto ocurra. Aunque muchos se rasguen las vestiduras, para negociar se requ

Populismo ilustrado

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Cerrar las brechas entre ricos y pobres es un objetivo loable. Si los alemanes celebraron la caída del muro infame que separó a Berlín, los colombianos podríamos celebrar que esa barrera imaginaria y tan marcada que separa a las ciudades de nuestro país se rompiera. Y no es algo de poca monta, la barrera entre el norte y el sur en Bogotá, por ejemplo, es una muestra elocuente de las desigualdades de ingreso, de oportunidades, de acceso a la tierra, a infraestructura, entre otros, que caracterizan a la sociedad colombiana. Y en este punto hay que hacer una anotación especial: que unos tengan más que otros no constituye un problema, ni el problema es que unos tengan mucho. El problema es que muchos tengan  muy poco y, más aún, tengan reducidas sus posibilidades de mejorar las condiciones de vida y alcanzar el máximo provecho de su potencial. Transferir recursos del quintil de ingresos más altos al quintil de la población con ingresos más bajos es parte de una política enfocada a r