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Mostrando entradas de mayo, 2014

¿Hora de la paz?

Un asesor de la oficina del Alto Comisionado para la Paz visitó la Universidad Javeriana de Cali. Dentro de las muchas cosas que ciertamente me parecieron convincentes y poderosamente interesantes, me llamó la atención la intervención de una asistente, esposa de un capitán de la Fuerza Aérea y quien con absoluta convicción manifestó que ella sentía que el diálogo de paz era una ofensa a la memoria de los soldados caídos en el combate contra la subversión. Sin embargo formuló un interrogante en el cual me concentraré: ¿es realmente este el momento para sentarse en una mesa a negociar con las Farc?, para ella bastaba un periodo adicional de Uribe en el gobierno. Sin embargo, creo que el asunto no es tan obvio. En el libro del profeta Isaías, citado por el Nobel de Economía Robert Aumann en su discurso de aceptación, este nos recuerda que llegará un momento en que no alzarán la espada gente contra gente, ni se ejercitarán para la guerra. No obstante, en un escenario más terrenal, la prim

Decisiones, todo cuesta

Este domingo vamos a elegir presidente y por primera vez asistimos a un debate caracterizado por la ausencia marcada de protagonismo de las ideas y una presencia casi omnipotente del conflicto entre candidatos. Acusaciones, escándalos, enfrentamientos públicos y shows mediáticos han caracterizado un debate presidencial tristemente carente de nivel y dirigido a su antojo por un expresidente ansioso de poder y un presidente que le ha costado mantenerse como la primera opción electoral de los colombianos. Me han preguntado insistentemente sobre mis intenciones de voto y confieso que lo pensé hasta último momento, con algo de temor sobre si era la decisión correcta o no. Pensé por un instante si en tres años estaré lamentando mi voto o si podría estar viendo con profunda satisfacción que mi decisión satisfizo mis más profundas convicciones. Pero finalmente he aquí mi decisión. El panorama político de Colombia es particular: las ideologías de los partidos se han roto y la concepción de

El 1% de Colombia

En medio del pobre debate electoral en Colombia, la reducción de la desigualdad en el país no ha visto la luz entre las propuestas de los candidatos a la Presidencia de la República, más bien enfocados en la macroeconomía. A nivel macroeconómico el asunto pinta bien para Colombia: el crecimiento del PIB supera el 4% y muestra signos favorables para una convergencia con el PIB potencial en 2014 y 2015; la inversión extranjera llega a un 27,5% del PIB, una cifra sin precedentes; el Índice de Precios al Consumidor se encuentra por debajo del 2%, lo cual sin duda es benévolo con el bolsillo de los consumidores; el balance fiscal del Sector Público Consolidado y del Gobierno Nacional Central registra un déficit significativamente bajo, del 1% y del 2,3%, respectivamente; el recaudo tributario sugiere niveles inusuales de ingresos fiscales para el Estado colombiano y así, entre indicador e indicador podríamos decir que en el plano macroeconómico el país ha hecho bien la tarea. Sin embargo l

Elecciones aburridas y decisivas

Muchos podrían pensar que con la cercanía de las elecciones presidenciales en Colombia las ideas, las propuestas, los programas de gobierno deberían estar claros en la consciencia de los electores. Sin embargo, 25 días antes de la cita electoral, es llamativo que en el horizonte se presenta un debate aburrido, carente de ideas de fondo y basado en ideas preconcebidas más formales. Paz sin impunidad, mermelada, paz total, unidad nacional, acusaciones de un lado y de otro, son las palabras claves de una campaña electoral que a la fecha dista de poner sobre la mesa temas esenciales y sensibles para la sociedad colombiana, ¿alguien ha oído una propuesta sobre una política pública para la reducción del desempleo juvenil, por ejemplo? En un debate en una clase de Economía del Desarrollo, se pidió a los estudiantes hacer un análisis de las propuestas de los candidatos y así plantear diferencias y similitudes entre sus programas. La conclusión fue, por así decirlo, desoladora: en realidad