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Mostrando entradas de abril, 2015

Cali-Amsterdam

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Hoy es posible ir de Cali a Amsterdam en un moderno Boeing 777-700 del grupo KLM-Air France. El vuelo va lleno y sus bodegas cargadas de mercancías que salen de Colombia y son llevadas al pequeño pero rico mercado holandés. En otros términos, el hasta ahora discreto aeropuerto internacional Alfonso Bonilla Aragón, el tercero por tráfico de pasajeros en el país, se conecta directamente con el aeropuerto de Amsterdam-Schipol, uno de los más grandes de Europa y con mayor tráfico en el mundo. El secreto de KLM para optar por Cali y no por Bogotá, por ejemplo, está en una razón sencilla y poderosa: por su ubicación geográfica, los aviones pueden despegar con más peso que en la altura de Bogotá y optimizar el uso de combustible. Es decir, la relación peso/combustible permite un uso más eficiente de cada galón y esto reduce los costos y aumenta los beneficios de la aerolínea. Lo que está ocurriendo es que muchas mercancías colombianas son traídas a Cali para ser llevadas a Holanda. Los

Paremos y reflexionemos: el problema de la educación en Colombia

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La huelga de los maestros en Colombia no pudo llegar en peor momento: unas finanzas públicas resentidas por la disminución de los precios internacionales de nuestras exportaciones tradicionales y cuando en el Congreso aún no se termina el estudio del Plan Nacional de Desarrollo. Pero se debe  partir de un hecho: las exigencias del magisterio son absolutamente válidas. Hay consenso en el país que los docentes colombianos reciben una remuneración inferior que sus pares de otros países, que su oficio es mucho menos valorado socialmente que otras labores, como también es cierto que en una buena proporción, nuestros maestros vienen más cargados de buenas intenciones que de pertinencia que garantice la calidad. Exigir mejoras salariales es una súplica válida, tan válida como la exigencia de mejorar la calidad de la educación en Colombia. Sin embargo, es necesario enfatizar algo: ni los salarios van a mejorar a los niveles que esperan los maestros en huelga ni la calidad de la educació

El origen de nuestros odios

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Durante el siglo XIX hubo alrededor de ocho guerras civiles entre 1810 y 1899. No habían pasado ni siquiera dos años desde la declaración del 20 de julio de 1810, donde la burguesía criolla manifestaba su desazón con la Corona española, y ya una dura confrontación se había gestado entre quienes estimaban la necesidad de mantener un régimen centralista y aquellos que consideraban mejor un régimen federalista. Los primeros establecieron a Santa fe como su capital, mientras los partidarios de la descentralización se asentaron en Tunja. Durante ocho años los dirigentes de entonces enfrentaron a sus ejércitos para imponer su visión sobre cómo debía ser gobernado el país, con un pequeño detalle omitido: aún era una colonia. Luego, la guerra se encendería en los tiempos finales de la Gran Colombia; a mediados de siglo volvería otra confrontación entre federalistas y centralistas y terminaría el siglo con la fatídica Guerra de los Mil Días. Menciono someramente cuatro de esas confrontaci

La amarga sorpresa de la paz

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Por: Diana Lucía Avellaneda Rodríguez* Andrés Felipe Galindo Farfán** Hay que empezar por decir lo obvio. Que los diálogos de paz de La Habana están en crisis, que los ataques de las FARC al Ejército atentan contra la seguridad, que estos actos ponen en tela de juicio la voluntad de paz de la guerrilla y que esto evidencia que una cosa es lo que pasa del otro lado del Caribe y otra, lo que pasa en el país. Lo cual es predecible: las partes no van a actuar como si hubiese un acuerdo firmado, sin haberlo sido. De esta nueva crisis no hay cosas buenas ni malas, porque en política las cosas simplemente son, pero si se pidiera poner un adjetivo, no habría otra opción más que decir que las cosas que han resultado de esta crisis son sorprendentes. No sorprende la actitud del gobierno, no sorprende la actitud de las FARC, no sorprende la actitud de la “oposición”, ni la de las bancadas políticas, y muchos menos sorprende la actitud de Uribe y su séquito. Lo que sorprende es la a

¿Quién puso el freno?

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La realidad es que la economía colombiana tendrá una desaceleración fuerte en 2015 y sus efectos se sentirán durante los próximos dos años. De un optimista pronóstico de 4,2% de crecimiento del PIB que compartía el Gobierno y varios analistas, este dato se ha ajustado a la baja y se espera que la economía de Colombia crezca en un 3,6%, por encima del promedio de América Latina, pero por debajo de lo que se esperaba no hace muchos meses. Como era de esperarse, los fracasómanos de oficio ya han establecido que la desaceleración económica colombiana responde a unas políticas gubernamentales cuestionables y que transitamos hacia un colapso económico. La verdad sí caminamos hacia un crecimiento mucho menor, que indudablemente afectará las cifras de empleo y las expectativas fiscales del Gobierno Nacional, pero el escenario es menos apocalíptico de lo enunciado y realmente responde a varias condiciones. La gran clave para entender este fenómeno es que la desaceleración se explica por

Fracasómanos de oficio

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La fracasomanía fue por primera vez llamada así por Albert O. Hirschmann, economista alemán, a quien le llamó siempre la atención esa tendencia de algunos de negar los avances donde los hay. Es un complejo que unos astutos implantan en unos observadores normalmente desprevenidos, o mejor, muy prevenidos y cuya prevención les impide apreciar con precisión la realidad. Evidentemente, la fracasomanía carece de fundamentos y es muy eficaz para minar la autoestima de las masas. Una masa sin autoestima y convencida de su incapacidad para superar sus problemas es una sociedad que muy fácilmente pone sus expectativas en cualquiera que tenga una voz, así lo que diga sea una constante cadena de yerros. Pensar que Colombia ha fracasado es una excelente estrategia de mercadeo político para los opositores y, llama la atención, es también muy favorable para quienes se ganan la vida hablando. Los fracasómanos no están convencidos del fracaso, porque normalmente son personas con educación y a

Cuántos y cuán pobres

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Saber cuántos pobres hay en una sociedad y qué tan pobres son es un asunto prioritario para la toma de decisiones de política pública. La pobreza construye círculos viciosos y mecanismos de reforzamiento de la miseria que postran a los países y regiones que la padecen: al limitar el potencial de los inviduos más pobres, la capacidad latente de crecimiento de la economía se reduce y limita y, por esta vía, la pobreza se extiende en el tiempo. Entre 2002 y 2014 la pobreza se redujo del 45% a poco menos del 30% y se ha consolidado como una tendencia que se ha construido a través de un aumento de las transferencias monetarias directas y políticas focalizadas en la población más pobre y en un aumento de los ingresos laborales de las familias, que supone entonces alguna relación entre el comportamiento de la pobreza y el mercado laboral. Sin embargo, la discusión no se hizo esperar: ¿qué tan real es la reducción de la pobreza en los términos enunciados por el Gobierno? La verdad e